viernes, 9 de marzo de 2012

¿Es sexista el idioma español?


El debate opone el uso y la "corrección gramatical" a la necesidad de visibilizar a las mujeres.


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¿Los hombres? ¿Los hombres y las mujeres? ¿Las personas? Masculino o femenino: el español no admite género neutro y provoca así un debate interno y público que trae de cabeza a lingüistas, clase política, periodistas y activistas en torno a la perspectiva de género.
Y esta semana, en vísperas del Día de la Mujer, la propia RAE se ha encargado de reavivar el debate con la publicación de un texto en el que considera que ciertos usos del lenguaje inclusivo son excesivos, incorrectos y que no permitirían ni hablar.
"Sexismo y visibilidad de la mujer" es el título de este informe que carga contra las
 guías de lenguaje no sexista publicadas por diversas instituciones públicas españolas.
Escrito por el gramático Ignacio del Bosque y suscrito por los 28 hombres y las 5 mujeres de la RAE presentes en el pleno en el que se presentó, el texto ha levantado ampollas.

La novelista Soledad Puértolas, miembro de número de la RAE, es una de las mujeres que ha apoyado el manifiesto, que considera que acierta con un "tono adecuado".

Según explicó a BBC Mundo, la academia llevaba más de un año dándole vueltas a cómo intervenir en este asunto sin "pecar de intromisión".

Puértolas opina que la rigidez en la lengua no conduce a nada y que la academia tiene sensibilidad respecto a los cambios que se producen en la calle.

En este sentido, no duda en que, si el femenino se hiciera extensivo como genérico en el uso cotidiano, la academia lo haría suyo y entraría en la norma.

Socialización en masculino

El español considera el masculino plural extensible a las mujeres y la RAE entiende que mientras éstas se autoincluyan y se sientan reconocidas en él, no es necesario cambiarlo.

Para la filóloga de la Universidad de Alcalá de Henares Mercedes Bengoechea, esto ocurre porque muchas se siguen viendo a sí mismas "desde ojos masculinos".

En este sentido, llama la atención en que este proceso no es natural sino que se realiza por socialización.

"De pequeñas, las niñas tienen que aprender que al decir 'niños' unas veces estarán presentes y otras no. De esta forma entran en un proceso de autocensura, de ausentarse de la realidad en ciertas ocasiones porque la lengua no las tiene en cuenta", añade.

A pesar de todo, la lingüista aprecia una tendencia a la feminización del lenguaje porque "las mujeres hemos pasado a estar en el mundo".

Bengoechea lo compara a aprender un nuevo idioma, que no se consigue de un día para otro.

"Al fin y al cabo, la lengua es un hábito y si ciertas formas que se no se usan habitualmente suenan mal no significa que estén mal sino que no hay costumbre de usarlas".

¿Lenguaje o contenido?

Por ello, Puértolas considera que es más preciso indicar que el lenguaje "refleja" el sexismo que alegar es lenguaje "es" sexista.

Bengoechea, va un paso más allá y ve el texto como "parte de una campaña de destruir los avances de la mujer".

"Aunque el lenguaje pertenece al mundo simbólico, es significativo", añade.

"Algunos usos discriminan a la mujer, incluso inconscientemente, porque en la realidad la mujer está discriminada", apunta Alberto Gómez Font, coordinador de la Fundación del Español Urgente, destinada a promover el buen uso del español en los medios de comunicación, y que defiende un uso menos sexista del lenguaje dentro de los cauces de la norma gramatical.

Tanto la RAE como Gómez Font salvan de la quema el manual elaborado por la Universidad de Málaga para lenguaje administrativo, un lenguaje al que tacha de "muy sexista y en el que definitivamente hay que visibilizar a la mujer".

La periodista June Fernández, directora de la revista con enfoque de género Píkara Magazine, considera que se han mezclado dos debates.

"Está muy bien analizar las guías e identificar sus excesos, pero el manifiesto no hace solo eso sino que además niega la mayor y deslegitima la defensa del lenguaje inclusivo", dice.

Mientras que el escritor Arturo Pérez Reverte, también académico de número, alabó en su twitter el manifiesto por plantar cara al "intolerable matonismo casi indiscutido de las ultrarradicales feminazis".

Fernández apunta que el androcentrismo que se refleja en el lenguaje no sólo se materializa en el uso del masculino genérico sino en el sesgo y la mirada sobre la realidad, por ejemplo en el trato distintivo que se hace a las mujeres que se dedican a la política frente a sus compañeros varones.

Ustedes y ustedas

La manera de adoptar fórmulas en las que se visibilice la parte femenina implicada trae de cabeza a la clase políticay a todas las personas que cuestionan la pertinencia de que el masculino pueda englobar también a las mujeres.

La mención explícita de ambos géneros es muy utilizada en la política pero puede resultar farragosa tanto sobre el papel.

Por ejemplo, la Constitución de Venezuela resulta una interminable lista de cargos: presidente y presidenta, ministros y ministras, viceministros y viceministras… Además, prolonga los discursos hasta el fin de los tiempos.

En blanco sobre negro, además de la duplicación, se observan usos como la colocación de "equis", arrobas o asteriscos para significar ambivalencia en el género que dificultan la lectura para quienes no se encuentren familiarizados y que además provocan que en la academia se lleven las manos a la cabeza.

Como recuerda Bengoechea, los nombres abstractos y colectivos (como el pueblo, la comunidad o la presidencia) "son perfectamente válidos y no entorpecen ni la lectura ni al hablar".

¿Se debería cambiar también el género y decir"periodisto"? No es poco frecuente la entrada en el debate fantaseando con creación de nuevas palabras.

Para Gómez Font se trata de un "chiste demasiado fácil" y "absurdo". "Se trata de visibilizar a la mujer en un contexto en el que no lo está, el hombre ya se encuentra bastante visibilizado", sentencia.

"Desde el periodismo con visión de género mostramos a diario que se puede hacer lenguaje inclusivo con corrección gramatical", defiende Fernández.

Y si queda alguna duda, siempre quedará "La Lupa Violeta", un programa corrector del lenguaje sexista en documentos informáticos.

Fuente: BBC Mundo

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